El Domingo de la semana pasada (15.04.2018), en la escuela de mi hijo, se llevó a cabo una jornada llamada “Reimaginemos la escuela”.
La jornada consistió en realizar talleres de brainstorming y puesta en común de ideas sobre cómo nos gustaría que fuese la educación de nuestros hijos.
La jornada era la parte final de un trabajo colaborativo que empezaron los alumnos, definiendo y pensando cómo les gustaría que fuese la educación del Siglo XXI.
A continuación, por otro lado, siguieron los profesores con sus propuestas y finalmente en otra jornada, intervinieron los padres aportando sus ideas.
La finalidad de todo esto, es la de hacer una puesta en común unificada para participar en un programa llamado “Escola Nova 21” (Nueva Escuela 21).
Escola Nova 21 es una alianza educativa para desarrollar un sistema educativo avanzado, respondiendo a una llamada de la UNESCO para la participación de los sectores implicados en el desarrollo de un proceso de mejora de la educación.
El objetivo del programa, es que cualquier niño, independientemente de su raza, y condición social, pueda disfrutar de experiencias educativas enriquecedoras y relevantes que le permitan desarrollar su proyecto de vida con dignidad, sentido y bienestar.
El marco de trabajo para los centros se realiza de forma abierta dando la posibilidad de crear muchos modelos y proyectos educativos diferentes pero con cuatro pilares básicos inalterables, interconectados e interdependientes.
1 · Propósito Educativo
Este pilar se enfoca en el desarrollo de competencias para la vida, como por ejemplo desarrollar herramientas cognitivas necesarias para comprender mejor el mundo y sus complejidades, proporcionando una base apropiada y adecuada para el aprendizaje futuro. También se enfoca en desarrollar las habilidades que permitan a las personas participar de forma efectiva en la sociedad del conocimiento, lo cual también supone saber afrontar situaciones complejas, así como el trabajo en equipo.
2 · Prácticas de Aprendizaje
Las prácticas de aprendizaje se basan en el conocimiento existente y en como las personas aprenden. Los alumnos son el centro del aprendizaje y es necesario estimular su implicación y su participación activa, ayudando a que comprendan su propia actividad. Fomentar el aprendizaje colaborativo es clave en la sociedad actual,
3 · Evaluación competencial y global
Contribuye al aprendizaje con el fin de dar el soporte adecuado a los propósitos y a la práctica educativa.
4 · Organización autónoma y abierta
Capaz de la autorreflexión, la innovación, de actualizarse y de formarse.
La Productividad y la Efectividad, competencias clave para el Siglo XXI
La educación que hemos recibido, no cubre las necesidades del trabajador del conocimiento actual.
El viejo modelo educativo es capaz de preparar Cirujanos, Arquitectos, Ingenieros Economistas, Astronautas y un largo sin fin de perfiles profesionales de alto impacto, pero es incapaz de enseñar la forma correcta de organizarse y de hacer frente al gran volumen de información que manejamos en un día cualquiera de nuestras vidas.
Las antiguas técnicas y herramientas de gestión del tiempo, eran válidas y tremendamente efectivas en su momento, pero en la actualidad, son totalmente inútiles debido a la alta volatilidad de los entornos en los que nos encontramos.
Las antiguas técnicas y herramientas de gestión del tiempo, se basaban prácticamente en “Listas de tareas diarias”, Cuadrantes de prioridades, y Clasificación de prioridades por tipología A,B,C, entre otras prácticas.
En los tiempos actuales, estas técnicas se ven inútiles y totalmente obsoletas, debido a que no dejan de ser sistemas de planificación. Ya te he contado lo inefectivo de la planificación en este otro post.
Las herramientas físicas como Agendas o planificadores, y las herramientas de software como aplicaciones de gestión de tareas, tampoco han sido capaces de proporcionar por si solas, la capacidad de control y organización que se requiere en estos tiempos.
No es que estas herramientas no sean válidas para gestionarse, el problema es que nosotros somos incapaces de mantener el enfoque y la concentración por periodos prolongados de tiempo, y por tanto la sensación de control se desvanece al poco de empezar a hacer cualquier cosa. Además, la velocidad a la que recibimos y generamos información, hace que se requieran herramientas especificas y concretas, capaces de hacer frente a este volumen ingente de datos.
Antiguamente, en la primera revolución industrial, el trabajo se basaba prácticamente en acciones mecánicas como podían ser formar parte de una cadena de montaje.
Ahora, en pleno año 2018, estamos viviendo la Cuarta revolución industrial, siendo su materia prima la robótica, el internet de las cosas, las energías renovables o las Smart Factories.
En la primera revolución industrial, el trabajo estaba claro y definido.
Un operario empezaba su jornada en la cadena de montaje y tenía que ensamblar 15.000 tornillos en su turno, esos 15.000 tornillos eran los que había en un paquete, así que a cada tornillo que el operario atornillaba, veía descender el volumen de tornillos del paquete hasta dejarlo vacío, por lo tanto el trabajo era evidente y predecible.
Hoy en día, para los trabajadores del conocimiento, el trabajo no es ni evidente ni predecible, y por si fuera poco, el operario no tenía que preocuparse de nada más que de atornillar tornillos, pero los trabajadores del conocimiento del Siglo XXI tienen el inconveniente añadido de identificar que tarea es la mas adecuada para realizar en cada momento, dejando a criterio del trabajador, la elección de la tarea a realizar.
Por ello es fundamental que nuestros hijos aprendan desde la más tierna infancia los conceptos básicos de la auto organización y de la auto gestión, y por mucho que nosotros como padres pongamos el máximo empeño en ello, también es labor de los colegios abordar estas áreas de conocimiento para forjar buenos profesionales, preparados y capaces de abordar el futuro de la productividad y la efectividad personal sin los problemas que hemos sufrido las generaciones anteriores.